Los viajes de Wall·E

Canfranc, la majestuosa y olvidada estación internacional

A 11km de la frontera con Francia en Huesca, encontramos la Estación Internacional de Canfranc. Se construyó con la idea de unir Francia y España atravesando el Pirineo Aragonés a través del túnel fronterizo de Somport. Fue inaugurada por todo lo alto en 1928 por el mismísimo Alfonso XIII y condenada al olvido y a la decadencia en 1970 tras un accidente en la parte francesa que provocó su cierre definitivo.

La estación Internacional de Canfranc es una de esos lugares que esconde gran cantidad de historias enterradas por el paso del tiempo. Una estación con doble nacionalidad, dos banderas, dos aduanas… Un majestuoso edificio de 240 metros de longitud, 75 puertas con tres alturas, letreros bilingües ya desaparecidos y la curiosidad de tener 365 ventanas, tantas ventanas como días tiene un año.

Muchas cosas se han dicho sobre esta estación. Una sencilla búsqueda en google te mostrará por ejemplo, que durante la Segunda Guerra Mundial un grupo de oficiales de la SS y miembros de la Gestapo controlaban la estación, en donde además llegó a hondear la bandera nazi. Canfranc era un nido de espías y España comerciaba con los alemanes con Wolframio gallego que circulaba hacía las fabricas de tanques alemanas. Un metal que se usaba para endurecer el acero de sus acorazados. A cambio, toneladas de oro robado a los judíos y a los países ocupados, entraban en España. Franco devolvía el favor a Hitler por su ayuda durante la Guerra Civil. Un sinfín de historias que bien podrían ser el argumento de una película al mas puro estilo Casablanca. Quién diría lo que esconden estas paredes ¿verdad?

Tras su cierre, la estación vivió décadas de abandono, pero actualmente se puede visitar acompañado de un guía de la oficina de turismo, que durante 45 minutos, intenta hacerte vivir este pedacito de historia a través de las fotografías antiguas, recuerdos y anécdotas. 

Una cosa muy particular de la estación internacional de Canfranc era que al tener España un ancho de vías diferente al francés, obligaba a tener dos juegos de vías, una a cada lado del edificio. Eso obligaba tanto a pasajeros como a las mercancías a tener que cambiar de tren para continuar el viaje. Además de todos los servicios duplicados, de ahí la doble aduana, la doble bandera, la doble oficina de correos, oficinas de cambio de moneda,… Además, la parte francesa estaba electrificada y disponían de modernas maquinas mientras que el lado español usaba maquinas de vapor que consumían toneladas de carbón.

Solo se ha recuperado una parte del vestíbulo, pero perderse por el resto de estación es descubrir lo poco que queda de lo que llegó a ser el complejo ferroviario español más importante de los construidos en España durante el primer tercio del s.XX y la más grande de Europa, tras la estación alemana de Leipzig.

¿Y qué seria de una estación de trenes sin sus trenes? Aunque algunos estén…

A tener en cuenta...

22880 Canfranc-Estación, Huesca

Visitas guiadas.
Reservar con antelación

Entrada
4€ Adultos
1,5€ (6-10 años)

Todos los días.
Consultar horarios